domingo, 17 de mayo de 2009

'LA BELLA DURMIENTE' HECHIZA AL PRADO


La pinacoteca madrileña acoge 17 obras prerrafaelitas del Museo de Arte de Ponce


Una hermosa mujer duerme plácidamente bajo la clara luz de una mañana de verano, mientras decenas de personas la observan con admiración. La obra maestra del pintor británico Frederic Leighton, ‘Sol ardiente de junio’, fascina al público del Museo Nacional del Prado, que podrá contemplar la exposición de pintura victoriana hasta el 31 de mayo.

La renovación y ampliación del Museo de Arte de Ponce ha permitido realizar una exposición retrospectiva de pintura victoriana en Madrid. Bajo el título ‘La bella durmiente’ el Museo Nacional del Prado paliará temporalmente su carencia de obra británica.
La muestra reúne 7 dibujos y 10 pinturas seleccionadas de entre la extensa colección del museo portorriqueño, que debe su existencia a la iniciativa de Luis A. Ferré (1904-2003), importante economista y político de la historia reciente de Puerto Rico.

Una visión profética
La admiración de Ferré por el arte europeo le llevó a aglutinar desde 1959 una importante cantidad de obra británica de la segunda mitad del siglo XIX. Paradójicamente este período, que dio a luz obras de indudable calidad, no fue valorado hasta finales del XX.
La exposición de Madrid se centra en la pintura de los prerrafaelitas, un grupo de artistas jóvenes, que, cansados de la mediocridad de la pintura inglesa y del conservadurismo de la Royal Academy of Arts, fundaron en 1848 en Londres una hermandad cuyo objetivo era recuperar los valores de inocencia y peso moral que tenía la pintura antes de Rafael. El historiador Heather Birchall cuenta que, para ello, se inspiraron en el espíritu artístico, la técnica y el simbolismo de los primitivos italianos -especialmente Fra Angelico, Botticelli o Benozzo Gozzoli- y los artistas del norte de Europa.
"Sus objetivos (eran) tener ideas genuinas que expresar; estudiar atentamente la naturaleza; compartir lo que es directo, serio y sincero del arte de períodos anteriores, y huir de lo convencional, la presunción y lo aprendido de memoria", explica Birchall.

Del compromiso social al arte por el arte
El ideal de fidelidad a la naturaleza se puede observar en el cuadro de Thomas Seddon (1821-1856), Léhon desde Mont Parnasse, Bretaña (1853), en el que el artista se enfrentó al paisaje de forma directa e intentó transmitir hasta el más ínfimo detalle.

Léhon desde Mont Parnasse, Bretaña (1853), por Thomas Seddon/MAP

También se aprecia esta intención en una obra de finales de siglo, La escuela de la naturaleza (1893-1984), donde William Holman Hunt (1827-1910) -el pintor que mejor representa los ideales prerrafaelitas y que más fiel se mantuvo a ellos- retrató a su hija Gladys.


La escuela de la naturaleza (1893-1894), de Holmant Hunt/MAP

La exposición cuenta además con escenas históricas, como La huida de una hereje (1559) de John E. Millais (1829-1896); o con el prototipo de las mujeres de ensoñación, típicas de la segunda fase prerrafaelita -desde 1860-, en La viuda romana (Dis Manibus) (1874) de Dante G. Rossetti (1828-1882).

La viuda romana (Dis Manibus) (1874) de Dante Gabriel Rosetti/MAP


Pero el cuadro que mejor ejemplifica la serie de retratos alegóricos femeninos es Sol ardiente de junio (1895), de Frederic Leighton (1830-1896), pieza talismán del Museo de Arte de Ponce. Esta obra es un hito dentro de la producción pictórica de finales de época decimonónica. Como explicó el comisario de la exposición, Gabriele Finaldi, es el símbolo de un arte extremadamente refinado, que retorna al mundo clásico y en el que se admira a la belleza por sí misma, es decir, el arte por el arte.

Sol ardiente de junio (ca. 1895) por Frederic Leighton/MAP
El artista mejor representado de la muestra es Edward C. Burne-Jones (1833-1898), a quien pertenecen los siete bocetos del gran cuadro inacabado El sueño del Rey Arturo en Avalon (1881-1898). Una obra de gran ambición con la que este autor resumió los intereses intelectuales de su vida.


El sueño del rey Arturo en Avalon (1881-1898), por Burne Jones /MAP
En este lienzo, así como en la serie de El rosal silvestre (1833-1898), Burne-Jones no ocultó su admiración por la pintura del siglo XVI, denostada por la primera etapa prerrafaelita, y se recreó en el estudio minucioso del cuerpo humano y los paños.

La bella durmiente, serie de El rosal silvestre (1871-1873), por Burne-Jones/MAP


Sueño y muerte, ambiguos hermanos, confunden al espectador, que no podrá sino sumirse en la ensoñación victoriana y disfrutar del "art for art sick" (literalmente, el arte por la enfermedad del arte).

Sara Cañizal Sardón

BIBLIOGRAFÍA

La Bella durmiente. Pintura victoriana del Museo de Arte de Ponce, Madrid, Museo Nacional del Prado y BBVA, 2009.

http://www.museodelprado.es/exposiciones/info/en-el-museo/la-bella-durmiente-pintura-victoriana-del-museo-de-arte-de-ponce/

http://www.mcu.es/novedades/2009/novedades_La_Bella_Durmiente.html

http://www.revistaviajar.es/Agenda/La-Bella-durmiente-en-02-2009-76133.html

http://www.elcultural.es/galerias/galeria_de_imagenes/40/ARTE/La_bella_durmiente_Pintura_victoriana_en_el_Museo_del_Prado#/img/img_galeria/2009/233.JPG

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